miércoles, 9 de abril de 2014

No más monopolios en Costa Rica


Por Carlos Vilchez Navamuel



Los costarricenses sufrimos durante muchos años las consecuencias de políticas estatistas y monopolísticas en la banca estatal, los seguros y las telecomunicaciones, costó años liberarse de estos monopolios que lo único que permitieron fue el beneficio de pequeños grupos llámense políticos o sindicatos sin pensar en el consumidor.

Todavía existen monopolios estatales como por ejemplo  la generación eléctrica (hoy día limitada), la que tiene Recope de importar, refinar y distribuir  al por mayor los hidrocarburos y sus derivados, monopolios que a nuestro criterio deberían eliminarse y abrirse a la empresa privada.

Para asombro de algunos, hace unos días apareció una noticia en el Diario Extra titulada “RECOPE QUIERE GAS NATURAL EN MONOPOLIO”. Esta nota informó también que la Procuraduría General de la República (PGR)  se pronunció al respecto y confirmó que “El gas natural, al no ser un derivado del petróleo, no se encuentra dentro del monopolio de Recope, por lo que otra instancia puede importarlo para su uso”.

Ahora la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) en su Plan Integral de Combustibles y Asfaltos conocido como Plan B, y en su apartado destinado al análisis del gas natural  pretende “Impulsar la aprobación de una reforma del artículo primero de la Ley de la Refinería a fin de incluir la importación, transformación y distribución del mayoreo de dicho producto como parte del monopolio manejado por la empresa”.

El Plan B, dice que “Para incursionar en la importación, distribución y comercialización del gas natural requerirá de casi 5 años, que contemplará desde el momento de la licitación y adjudicación de la ingeniería básica hasta el desarrollo y ejecución de las obras del proyecto y se estima que el monto a invertir será de $104,2 millones, de los cuales $4,2 millones serán destinados en la supervisión en la fase constructiva, en caso de concretarse. El proyecto se desarrollaría entre 3 etapas. La primera consiste en la construcción de una terminal con capacidad de almacenamiento de 45.280 metros cúbicos dividido en 2 tanques de 22.640 metros cúbicos cada uno y una capacidad de regasificación de 400 mil toneladas por año”. http://www.diarioextra.com/Dnew/noticiaDetalle/227013

Y nosotros nos preguntamos ¿Por qué debemos de ceder las pretensiones de una institución que en estos momentos está cuestionada con el proyecto de la refinería con los chinos? ¿Por qué darle un monopolio a esta empresa estatal que el último año tuvo pérdidas por más de 6.000 millones de colones?                     http://www.nacion.com/economia/finanzas/Apuros-financieros-Recope-presionan-combustibles_0_1401459851.html

 ¿Acaso esta empresa nos va a garantizar a los consumidores productos más baratos?  Todo esto lo decimos porque gracias a ese monopolio que tiene Recope  hoy día los costarricenses pagamos precios exorbitantes en todos los combustibles que consumimos y gracias a eso también los costarricenses tenemos las tarifas eléctricas más altas de la región. El periódico La Nación informó a principios de año que "El precio que paga la industria costarricense por la electricidad que consume es 41% más alto que en la Unión Europea y 259% más alto que en EE.UU".  http://m.centralamericadata.com/es/article/home/Costa_Rica_Costo_de_electricidad_duplica_el_de_EEUU  

Desde ya debemos oponernos a cualquier idea monopolística estatal o privado sobre el gas natural, si Recope quiere incursionar en este campo que lo haga,  pero que lo haga al menos permitiendo que la empresa privada compita con ellos. 

Los monopolios generan corrupción, afectan los precios de los productos y servicios, no hay posibilidad de competencia y de ellos se benefician únicamente los que trabajan en estas instituciones con privilegios desproporcionados. No permitamos más monopolios en Costa Rica.

Termino este escrito con un comentario que hizo Otto Guevara Guth recientemente en su muro de Facebook, donde se refirió a este tema en particular y parafraseando a Julio María Sanguinetti, dijo que  “DONDE HAYA UN MONOPOLIO, ESTÉ DONDE ESTÉ, NO HAY LIBERTAD”.



jueves, 3 de abril de 2014

Angustias cambiarias

Desde mediados de enero del presente año, el tipo de cambio ha experimentado cambios bruscos que no son nada buenos para la economía. La inestabilidad ni la volatilidad son buenas nunca en ningún mercado.
El precio del dólar depende, al igual que el precio de cualquier otro bien, de la oferta y la demanda. Las variaciones de las Reservas Monetarias Internacionales (RMI) netas del Banco Central de Costa Rica (BCCR) engloban, en gran medida, el mercado de las divisas. Si las RMI caen es porque la demanda global es mayor a la oferta global de dólares. Las cifras demuestran que las RMI han estado cayendo en los últimos meses. Es decir, si las RMI están cayendo es porque existe una presión real a la devaluación del colón respecto al dólar.
Las causas de una caída en las RMI pueden ser varias como la aprobación del proyecto “Ley para desincentivar el ingreso de capitales externos” o la reducción del programa de “estímulo” de la FED. Sin embargo, una devaluación refleja, en última instancia, una pérdida de competitividad del país. Un gasto público creciente acompañado de un deterioro cada vez mayor en los servicios públicos, las constantes nuevas regulaciones y trabas para producir, las amenazas constantes de nuevos y más impuestos, un desprecio al emprendedor, todo lo anterior conlleva a un claro deterioro de la competitividad del país.
Pero, ¿qué hacer con el tipo de cambio? ¿Flotación administrada o bandas más estrechas? ¿Mayor transparencia en las intervenciones por parte del BCCR? Mi respuesta es: ninguna de las anteriores. Paul Samuelson, premio Nobel en Economía, quien no es muy partidario de la libertad económica, estableció en 1947 los criterios bajo los cuales se podría justificar la intervención en los mercados. El estableció que cuando un bien cumple con los criterios de “exclusión”, el mayor bienestar se logra cuando este bien opera en mercados libres y competitivos. Por ejemplo, una manzana cumple este criterio de exclusión porque quien se coma una manzana, nadie más podrá. El tipo de cambio, es decir, el dólar, cumple con el criterio de exclusión. Por tanto, según la ciencia económica un tipo de cambio libre garantizaría el mayor bienestar social.
Es típico de los Gobernantes culpar a los mercados. En Venezuela Maduro culpa a los empresarios de la escasez y en Costa Rica se culpa a los especuladores de la volatilidad del tipo de cambio. En teoría económica, el especulador cumple una función estabilizadora. Para hacer de la especulación un negocio, se debe comprar cuando hay excedentes y vender cuando hay escasez. Este comportamiento contribuye a la estabilidad de precios, no a su volatilidad. Los problemas no surgen de los especuladores sino de los gobiernos que con sus excesivas regulaciones en el mercado de divisas provocan que los cambios sean abruptos, en vez de suaves y pausados propios de mercados libres.
Sin embargo, la solución definitiva es cerrar el BCCR que ha sido un martirio, yugo, y causa de pobreza para el pueblo costarricense desde su creación. Cerrando el BCCR nos evitamos cualquier angustia cambiaria. Pero dejo el cierre del BCCR para otra entrega.


José Joaquín Fernández.